viernes, 30 de agosto de 2013

Live and let die

Esperar. En eso se ha resumido mi vida en estos cuatro, puede que cinco últimos días. el tiempo se detiene por momentos, y a ti, lo único que te queda es esperar. Esperar como quien espera un milagro. Esperar lo inevitable. Me quedo corta en palabras para poder expresar la impotencia, el dolor que produce la ausencia. El saber que se va, que ya se ha ido, y que tú no puedes hacer más que quedarte sentado, viendo como minuto a minuto se va apagando, y consumiendo.
Lo único que me alivia un poco el dolor es saber que el de ella por fin se ha acabado. Pero yo no pienso recordarla así. Solo la recordaré como la que era. Con las comidas cada domingo en San Miguel para mantener a la familia unida. Nuestras Noche Viejas. El desván con toda su ropa de joven que nos ponía para disfrazarnos. Su constante intento de querer contentar a todo el mundo, de que todos fuéramos felices. Con sus gafas de culo de botella y con sus delantales color violeta. Sí. La recordaré como la maravillosa persona que era antes, y que siguió siendo sin poder demostrarlo. Y no sabéis lo mucho que me arrepiento de no haberle dicho  más veces lo que la quería, lo importante que era en la vida de todos nosotros, lo que representaba. Pero os aseguro que en realidad no se ha ido, porque todo el mundo sabe que solo muere lo que olvidas, y ella vive dentro de muchas personas, donde no entran nada mas que unos pocos elegidos, donde hace su trabajo el engranaje.

Bob Marley dijo una vez: "Vive tu vida, no para que tu presencia se note, si no para que tu ausencia se sienta" y te aseguro que tu te sientes abuela, y te seguirás sintiendo.


Ya se que esto es ley de vida, pero más bien es vida sin ley.