sábado, 10 de marzo de 2012

Aparco toda mi rabia solo para vert sonreír.

A veces nos encuentramos con una de esas personas que golpean suavemente nuestra espalda para hacernos girar y desviar nuestra mirada hacia otra parte. Que a menudo, aún sin pretenderlo, hacen que descubramos en el horizonte una silueta entre las sombras, unas gotas de sabiduría, o simplemente un nuevo camino por recorrer. Bocanadas de aire fresco, que unas veces son verdaderos huracanes y otras, dulce brisa en la veleta de nuestra existencia. Nombres que dejan de ser comunes para ser concretos, que forman parte de los cimientos de nuestra arquitectura humana. Y sobre ellos, vamos construyendo el día a día, apoyándonos en sus miradas, en sus sabias palabras, en sus arranques de locura y nostalgia... viviendo y recorriendo a través de ellos esos mundos que aún existiendo, sólo tienen sentido cuando alguien los dibuja en tu retina, les presta su voz y su entusiasmo contagioso.
Ella es una de esas personas. LD

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