Cuando las palabras no bastan. Porque dentro quema algo que
no se puede decir. Que no se consigue decir. Cuando quien tienes delante, en
lugar de darte la respuesta que querrías, dice otra cosa. Dice más, dice
demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el
doble de daño. Y el único deseo es devolver ese dolor. Hacer daño. Esperando
así sentirse un poco mejor.
sábado, 30 de junio de 2012
viernes, 29 de junio de 2012
Encantador el sentimiento patriótico y la unión nacional iniciada en los últimos meses, las banderas en los balcones, los cantos, las alabanzas, los gritos de júbilo y alegría de todos los españoles a coro vitoreando las dulces victorias. Pero cabe preguntarse... ¿Seguirá latente esta hipocresía cuando finalice la Eurocopa? ¿O nos alejaremos de este paréntesis emotivo para volver a la realidad cada vez más decadente de España?
jueves, 21 de junio de 2012
A por el verano Mariano
Por fin junio, por fin sol, por fin verano. Que empiece la etapa de los helados, de las parejas extrañas, del amor, de la playa, del cielo, del mar, de las olas, del bronceador, del cloro, de las noches largas, de las risas, de la desconexión, de la LIBERTAD.
''Hay días en los que me levanto con ganas. Sí, días en los que me
levanto con fuerzas. Días en los que a mi ropa le acompaña la sonrisa que llevo
puesta, y te aseguro que todo junto hace juego, no te imaginas lo bien que
queda. Días en los que soy guapa. Días en los que me comería el mundo en dos
bocados, en los que siento que merece la pena seguir. Días en los que paso del
mundo, paso de la realidad, paso de todo lo malo de la vida y por ese día me
permito ser feliz.Porque siento que lo merezco. Y paso de pararme a pensar si
realmente lo merezco o no. Porque me da igual ¿vale? Me da completamente igual.
Son días que nadie es capaz de estropearme, ni siquiera tú.
Días que no me apetece acostarme por miedo a que se acaben. Días que me
encantan. Días que soy yo misma. Días escasos. Días en los que siento un
subidón de adrenalina. Días en los que me paro a pensar que no te tengo... Y
ni siquiera me importa.''
lunes, 11 de junio de 2012
Dicen que la adolescencia es una etapa de la vida que cualquier
persona quiere dejar atrás. Se apresuran por crecer, por madurar. Ansían
convertirse en adultos para que la sociedad les confiera esa credulidad de la
que careces a los dieciocho. ¿Quién iba a tomarse enserio la mentalidad de un
chaval cargado de hormonas? Y yo me pregunto, ¿por qué no? ¿Por qué ese empeño
en infravalorar nuestras decisiones? Somos inestables, somos inexpertos
pero, ¿qué tiene eso de malo? Disfrutamos cada día como si fuera el último,
llevamos nuestras sensaciones al límite. Nos ilusionamos, nos decepcionamos y
volvemos a confiar. Creamos un mundo nuevo con cada amigo que hacemos. Creemos
en un futuro mágico que nos hará famosos cantantes o expertos escritores.
Tenemos amores de un día, de seis meses o de dos años. ¿Y qué tiene eso de
malo? ¿Acaso pecamos por soñar despiertos? O quizá es que este mundo está tan
podrido que al final lo único que nos quede sea eso, "madurar",
convertirnos en nuestros padres y abuelos, mirar a nuestras futuras
generaciones con sarcasmo cuando nos hablen de sus planes de futuro o
cuestionar a sus primeros amores por el simple hecho de no tener edad
suficiente de tener algo "serio". ¿Acaso hay un requisito mínimo de
edad para llegar a querer a alguien sinceramente? ¿Llegará el día en el que me
levante de la cama y vea a mi pareja sin verla, después de años de desgastada
convivencia y aún así ponga en duda el frenético latir de un corazón joven
enamorado? Si lo que los adultos conocen por amor es compartir cama y gastos de
facturas, no creo que yo quiera ser una de ellos.
COC
Toda mi vida he esperado conocer a mi hombre ideal... y entonces apareciste tú, que no te pareces en nada al hombre que había imaginad. Eres borde, cínico e insoportable, pero lo cierto es que pelearme con tigo es lo mejor que me ha pasado nunca, y creo que es muy probable que esté enamorada de ti.
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