Dos vidas hacen falta para convencerme.

Despídete rápido al irte, y nunca olvides
que te saqué arcoiris de mis días grises,
como duele saber que nunca te tendré cortandome el final
cada vez que rozo tu piel,
que volveré a lo mas hondo otra vez,
que aunque tenga cien billetes se me escapa el tren.
Como duele saber que siempre me has tenido,
que tu eres mi destino y yo te inspiro olvido,
de pronto tus orgasmos sonarán en otro cuarto y serán el eco del silencio que siempre ha gritado.