miércoles, 5 de septiembre de 2012

Realidad

La eterna guerra de la política es igual a un juego entre necios, una discusión entre tontos, o una apuesta entre ciegos de quién ve más y mejor que el otro. Es endeudarse hasta con lo que se tiene, con tal de ganarle a la competencia, y JAMÁS dar el brazo a torcer. Aunque en realidad a ellos que les importa. Aunque nosotros nos indignemos o no, ellos van a poder seguir rellenando el depósito de sus coches importados todos los días cuando una persona normal a penas llega a fin de mes con lo justo y necesario. ¿Qué esperanza les queda a los pobres que no tienen ni un euro partido por la mitad y que encima no les queda otra que dormir sobre el banco frío de una plaza? No voy a negar el a veces orgullo que siento por mi país, pero me gustaría poder evitar el sentimiento paralelo que me surge cuando pienso en su realidad cada vez más decadente. Me indigna que la palabra DEMOCRACIA esté tan desgastada como una moneda de 1 euro en un chino. Lo interesante sería que para los próximos premios Príncipe de Asturias, la política sea nominada a la Mejor Ficción y el Mejor Reality Show. Por lo menos alguien quitaría del número uno a Gran Hermano. 

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