miércoles, 13 de febrero de 2013

Jugar a no pensar

Es triste pensar en el romper de las olas y el olor a sal en invierno. Es triste levantarse una mañana y esconderse bajo las sábanas intentando volver a dormir, porque en algún lugar de nuestro cerebro algo nos dice que no nos despertemos.  También es triste tener la felicidad a medio palmo de nuestros ojos y estar tan ciegos que la saludamos al pasar sin darnos cuenta de que pudimos haberla retenido. Que es triste intentar escribir cientos de poesías que hablen de todo y de nada y en vez de eso, quedarnos con sólo una habitación patas arriba, el suelo lleno de borradores y una cabeza desordenada.  Y también es triste ver que el sol está brillando en el cielo pero sentirte en medio de ninguna parte bajo una lluvia torrencial mientras te mojas pensando qué cojones estás haciendo con tu vida.

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