sábado, 19 de octubre de 2013

Lo bueno nunca acaba si hay algo que te lo recuerda

Diez días de una vida se dicen rápido. Demasiado rápido para algo tan efímero y maravilloso. Es fácil eso de decir “nunca lo podré olvidar”, pero nadie sabe en realidad cuanto hay de cierto en esa afirmación. Nadie puede sostener algo que es incierto, porque el futuro mismo lo es. Y en realidad, lo único cierto que veo ahora mismo es que daría lo que fuera por volver allí, tres años atrás, en las mismas condiciones, con mil emociones en desorden, un millón de sonrisas para regalar y unas ganas enormes de comernos el mundo.


Quiero volver a esas noches sin dormir a penas donde lo que menos nos preocupaba en ese momento eran las consecuencias. 




Quiero volver a jugar a esos “yo nunca, con algo rapidito y picantito” con nuestros, "lo que pasa en Italia se queda en Italia". Quiero volver a no entenderme ni a mi mismo.



Quiero ver a Naiara corriendo descalza en mitad de la noche de una ciudad extraña, gritando ciao, ciao, y entablando amistad con unos desconocidos. Quiero volver a tener que bailar delante de un bar lleno de gente (y en pijama) para conseguir una mísera bolsa de hielo. Quiero recordar eso de que todo en Roma tiene un precio. 



Quiero tirarme de nuevo en medio de la carretera para conseguir ver mejor las noches mas estrelladas, junto con esa luna tan perfecta. Quiero cantar a voz en grito para que la gente nos mire mal por no dejar dormir en el autobús. Quiero volver a emborracharme de esa asquerosidad de limoncello, y bailar aventura en medio de la carretera en un bar cubano.


Quiero tomar decisiones sin preocuparme de si será la correcta, y ginebra mezclado con limón y hielo.


Quiero estar otra vez por una semana desconectada del mundo, de lo que pasa mas allá de las puertas del hotel, de nosotros mismos. Sin preocuparnos el que podrá pasar mañana.


Quiero perderme de nuevo entre esas montañas, entre esos valles, entre esas ciudades. Entre las ilusiones, entre nuestros momentos, entre los sentimientos, entre nosotros...


Pero los sueños solamente son sueños, y del quiero al puedo hay un gran paso. Nos queda al menos lo vivido, y un álbum lleno de momentos. Los nuestros. Con su correspondiente canción particular, y esa sonrisa de tontos que se nos queda al recordarlos.

Cunnilinguis post mortem
Legalización
Ella no sigue modas
La vida al revés
Asturiano en Madrid
We are the champions
Bailando por ahí
Sigo aquí
Los infieles

Las tardes de lluvia mas sensibles de la cuenta nunca fueron buenas compañeras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario