martes, 31 de diciembre de 2013

¿No ves que siempre vas detras cuando persigues al destino?

Pasan las horas, lo días, los meses, estamos en invierno otra vez, casi sin darnos cuenta. Seguimos con la misma rutina de siempre, nada ha cambiado, nosotros tampoco. Suena Sabina como melodía de fondo, grande Sabina, él sí sabe como calar hondo con sus palabras. 
Hoy es una noche melancólica, no triste del todo, pero noche para recordar viejos amigos, viejos amores, personas que se han ido, personas que no volverán... Luces en las calles vacías que guardan más historias que muchos libros. Luces que han visto y han sido testigos de muchos amores fugaces, de amores de una noche, de amores inconfesables.
todos nos ponemos un poco melancólicos de vez en cuando, y más cuando te das cuenta de que hay personas que solo se pueden querer en la distancia, en los recuerdos, en la mente. Lo que nos unió y que de cierta forma , nos separó nos hizo especiales; me hiciste ver agua en el vaso vacío. Te convertiste en mi marca de café diario con azúcar incluido. Aunque ahora el vaso se encuentra vacío totalmente, ni agua, ni whisky, ni café... nada. 

Una de las partes más difíciles de la vida es decidir si alejarte o intentarlo de nuevo. Y entonces te das cuenta de que la vida es como un espejo, que te sonríe mientras sigas sonriendo. Nunca tubimos un término medio, nos queríamos a morir o matábamos por querernos..Me hiciste cruzar la línea que un día tu mismo pintaste, me hiciste saltarme semáforos en rojo sabiendo las consecuencias. Y sin embargo, aquí seguimos. En el mismo punto de inflexión de siempre.
No me arrepiento de haberte conocido, es más, me da miedo pensar que podríamos no habernos conocido nunca. Porque me enseñaste mas cosas de las que jamás aprendí en los libros. Cosas importantes. Me enseñaste a querer, en el gran sentido de la palabra, tal y como lo hacen en las películas, con todo el corazón, dejar el egoísmo a un lado y empezar a querer a alguien más que a mi misma. tuve que tragarme  mi orgullo en muchas ocasiones. Me hiciste creer en cosas que no había creído. Y sí, aunque cueste creerlo, era feliz en mi propia ignorancia. tú me hiciste feliz. Muy feliz. Con esa cantidad de promesas, de sueños, de ilusiones. Pintamos un mundo nuevo. Borramos lo malo. Juntos llegamos a nuestro propio cielo, a un grado de felicidad que cualquier persona le encantaría llegar a experimentar alguna vez en su vida. Aunque por desgracia, no es mas que una felicidad tan intensa como breve, que acaba transformándonos poco a poco en dolor. Un dolor aparentemente insoportable pero todos sabemos que lo no te mata te hace mas fuerte, y no íbamos a ser distintos tu y yo. Y a pesar de todo y de todos, como siempre, mal y tarde, hoy solo me queda decirte gracias. Gracias por hacerme sentir tanto. Gracias por las risas, nuestras canciones, los secretos. Gracias por los enfados, las discusiones, las reconciliaciones, los besos, los abrazos, los recuerdos. Gracias por leerme el pensamiento. En parte gracias a ti, hoy soy quién soy, y tal como soy, pero no puedo dejar que la historia se repita otra vez. Prefiero recordarte así. Como en mi memoria. Con tu perfume de vainilla de siempre, tus anillos gigantes colgados de mi cuello, nuestro Neruda y tus locuras repentinas que hacían que la vida fuese un poco más divertida. Fuiste mi fracaso favorito, y estoy segura que lo seguirás siendo.

And in the end, the love you take is equal to the love you make...

No hay comentarios:

Publicar un comentario