viernes, 13 de diciembre de 2013

Odio la nostalgia. Ese moho de la memoria. Esa oscura envidia de uno mismo. La nostalgia es le opio de los tristes. Una droga alucinógena que te hunde a la vez que te alivia. Te haces sonreír mientras te clava por la espalda sus pretéritos perfectos e imperfectos: yo tenía, yo hice, yo estaba...

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