Odio la nostalgia. Ese moho de la memoria. Esa oscura envidia de uno mismo. La nostalgia es le opio de los tristes. Una droga alucinógena que te hunde a la vez que te alivia. Te haces sonreír mientras te clava por la espalda sus pretéritos perfectos e imperfectos: yo tenía, yo hice, yo estaba...
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