Y me da miedo pensar que yo un día también seré así, que acabaré creyendo en todo lo que dicen los libros e intentaré mantener callada a la vida que se sienta en los últimos pupitres y murmura. Intentaré encerrar el mundo en una fórmula matemática, y lo dejaré ahí, gruñendo detrás de los barrotes.
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