lunes, 12 de noviembre de 2012

(R)evolución

Estamos acostumbrados al conformismo. Somos la generación del calimocho, de beber en la calle, de puñaladas los sábados y resaca los domingos. Ni pinchamos ni cortamos, vivimos escuchando música de ayer y pensando en el mañana. Pasamos de todo, porque lo tenemos todo. No hemos vivido una gran revolución, ni hemos pasado hambre… nuestros padres no han ido a la guerra, y nuestras madres no han tenido que sacarnos adelante sin ningún otro apoyo… o sí.
El número de BlackBerrys que se venden al día es inversamente proporcional a lo comunicados que estamos. Desconocemos lo que ocurre a nuestro alrededor, procuramos que los libros no nos deshagan el cerebro.
Sabemos que el Ché fue ese argentino que tenía siempre un puro en la boca, que Bob Marley fumaba porros y decía que fuéramos felices, y que John Lennon era aquel idealista que creía en el amor. La política nos aburre, es cosa de mayores… nosotros, los eternos Peter Pan. ¿Qué está pasando en Siria? Gritan mucho, será que han expulsado a su concurasante favorito de Gran Hermano. ¿y en Barcelonap Valencia? ¿Qué está ocurriendo dentro de nuestro propio país? Está convocada una huelga por la actuación de la policía y... Ah perfecto, nos apuntamos, el caso es no ir a clase.
América Latina, nos suena a acento y telenovelas. África a pobreza. Pero seguimos comprándonos ropa de Nike. Nos encanta viajar, ver mundo... pero torcemos la vista cuando un rumano nos intenta vender pañuelos.
Revolución nos suena a armas y bombas, pero no sabemos que la verdadera Revolución empieza en el corazón… o en la cama.



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