jueves, 1 de noviembre de 2012


Una mirada a tiempo puede convertirse en el arma perfecta. La incógnita de tu insomnio, la llave de aquella puerta la cual siempre deseaste saber que había tras ella. La sensación de amor la cual estabas dispuesta a sentir. La quemadura que ardió en ti durante todo el verano con ansias de encontrar un poco de pasta de dientes para evitar la cicatriz. La cicatriz de Pasado, ese con el que aun sueñas. El temor a Futuro por si le das la mano y te coge el brazo y al hacerlo te hace una llave la cual te deje plasmado en el suelo-suelo que Presente fregó en su día- como si de un chicle de fresa se tratara. Un día de miradas. Miradas que desnudan a morenos y blancos, iris de color arco-iris sin miedo a encontrarse al final del camino con duendes verdes llenos de plata. Miradas que parecen de oro y son de bronce, ágiles a la hora de engañar ,matar, resucitar, conquistar,  insultar, tatuar, dañar, enloquecer... No es oro todo lo que reluce. Y yo me engañé, morí, resucité ; me conquistaste, me insultaste, me tatuaste, me hiciste enloquecer con esa mirada.
Tu mirada me hizo fuerte, le dio un toque verde esperanza, aunque a veces se vuelva verde escarabajo. Escarabajos rojos, azules, negros, blancos, grises y con cada uno de ellos un puñetazo en el pecho , hasta que aparece el turquesa en el que no hay puñetazos, hay besos. Besos a todas horas, en todas las farolas, en cada final y cambio de canción, (ese que haces cuando sabes que llega mi parte preferida). Y mi mirada le dedica a la tuya un poco de odio- y eso que estamos en el mismo bando-. Una mirada a tiempo...
Y es que una mirada a tiempo puede convertirse en el arma perfecta, la razón por la que sueño. Es la llave de nuestra habitación, de nuestra cama, de nuestros recuerdos. La sensación de amor que siento, la quemadura que me dejo cicatriz, la cicatriz que cada vez que veo me recuerda a ti.

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