jueves, 25 de julio de 2013

Otelo

- Cuando ya no hay remedio, desaparece el dolor que se alimentaba de la esperanza de vencerlo. Llorar una desgracia que no podemos evitar es la manera más rápida de traer otra a nuestra lado. Si es imposible salvar lo que la fortuna nos arrebata, la paciencia nos enseña a reírnos de la herida. El hombre robado que sonríe en su desgracia roba algo al ladrón, pero se roba a sí mismo si se deshace en lágrimas inútiles. 

- Siendo así, nada perdemos si podemos sonreír. soporta bien esta máxima quien nada pierde con su blando consuelo. pero el que pide prestado a la pobre paciencia para pagar la pena ha de cargar con el peso de ésta y de la propia máxima. Pesada es la carga de estas frases ambiguas, a un tiempo dulces y amargas. Mas las palabras no son sino palabras, y nunca he escuchado que un corazón se pueda herir a través del oído.

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