viernes, 27 de diciembre de 2013

¿lo has olvidado? La vida crece entre los matices

Pensándolo fríamente en realidad he llegado a la pregunta clave; ¿quién no hay pasado por ello?  Ese sentimiento de nostalgia, de dependencia, de desesperación y de locura que parece va acabar con tigo. Nadie dijo que iba a ser fácil. De hecho, nada nunca lo es. Igual que la primera vez que sientes como tu corazón se rompe en pedazos o la manera tan sutil en la que te roban el primer beso. O cuando desafías la ley de la gravedad al ver como el mundo se te cae encima y piensas que no vas a salir de esa. Cuando te juras a ti mismo que de ahí en adelante defenderás a tu corazón como un iluso al más bello de sus recuerdos y construyes tu muralla sólo para darte cuenta de que los muros no mantienen a los demás fuera, si no a ti dentro. Y es así, poco a poco y sin darte cuenta, cuando aprendes que cerrarte no sirve de nada; que lo más valioso que puedes ganar en esta vida es la experiencia y que lo más sagrado que puedes poseer es un recuerdo digno de mencionar. No puedes aprender a levantarte sin haberte caído antes y no puedes subir a lo más alto sin tropezarte por el camino y dejar que las cicatrices ayuden a no olvidar tus errores. Y es aquí cuando doy gracias al destino por haberte cruzado en mi camino para enseñarme eso. Por haber traspasado las barreras que me aislaban del mundo. Por haberme ofrecido tu sonrisa para decirme: "no tengas miedo". Pero sobre todo. Por recordarme que la vida son dos días y están para vivirlos. Porque ahora mismo estoy en mar abierto, y tu eres mi faro. Así que mas te vale que no apagarte todavía.

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